DREAMS OF A BROKEN LIFE

DREAMS OF A BROKEN LIFE
Sueños de una vida rota

martes, 22 de marzo de 2011

Primavera

Tenía catorce años cuando capturé por primera y última vez una mariposa; delicadamente la rescaté del fondo de la red, sus alas eran de ámbar y negro brillante. Transcurridos unos segundos la coloqué en la palma de mi mano y soplé con suavidad mientras que mentalmente me disculpaba. La mariposa siguió su camino y yo me senté a llorar sobre la hierba. En aquel momento no lo sabía pero había sido polinizado. El impacto plástico que me provocó aquel pequeño lepidóptero hizo sonrojar mi espíritu, agitó mi conciencia, reflexioné acerca de mi actitud y me declaré culpable. Durante las semanas siguientes y como penitencia, subía a la ermita en bicicleta con la mochila llena de piedras, una vez allí las disponía en la parte trasera del jardín.

Las piedras las sacaba del interior del río y su humedad

me ayudaba a combatir el calor durante los 6 km que duraba la cuesta y menos los domingos subí a diario hasta que después de tres semanas, dispuse las noventa y tres piedras de modo que bajo una acacia, formaban la frase;

“Te quiero Carmen”

La tarde siguiente propuse una excursión a la ermita, se apuntó toda la banda, vino Carmen junto a dos de sus hermanos, su prima y dos chicas más. La fiesta duró hasta que llegó la pendiente y un par de kilómetros más tarde todos habían perdido la capacidad pulmonar de sonreír y decidimos parar a descansar.

¿Quién se apunta a una carrera hasta la ermita? Propuse,

El hermano mayor de Carmen levantó la mano sin contemplaciones y me dijo:

-El que gana, que gana?

Le estreché la mano y respondí:
*

Si gano yo, tengo permiso oficial para salir con tu hermana.

*

Y si gano yo?


El amor siempre vence, respondí.

Y le saqué minuto y medio.