DREAMS OF A BROKEN LIFE
domingo, 26 de junio de 2011
Pasados los cuarenta.
Hace unos días me encontré con una amiga a la cual llevaba bastante tiempo sin ver ya que a ambas nuestros trabajos y otras responsabilidades nos comen casi todo nuestro tiempo.
Ese día sacamos unas horas para nosotras, después de organizar todo y nos acercamos a una cafetería donde comenzamos a charlar animadamente.
Al preguntarle como le iban las cosas sobre su rostro cayo un tupido velo. Empezó a contarme un montón de cosas. En esa conversación tocamos muchos temas y uno de ellos fue lo diferente que era su vida de pareja después de varios años de casada, ello me llevó a pensar en mi pequeño rincón meigo: ¡Ya tengo una idea para publicar algo
¿Qué pasa tras "X" años de matrimonio?
¿Es todo como el primer día?
La monotonía hace de la convivencia un auténtico infierno para la pareja, una rutina que se adentra en la vida sexual haciendo desaparecer por completo la pasión.
El príncipe se convierte en sapo, la princesa ya no lo es tanto, la gravedad es visible en el cuerpo y el sexo casi se olvida...
La creatividad de la pareja, en muchas ocasiones, desaparece y el sexo se convierte en una parte más de la rutina.
Muchos acusan a su pareja de fingir el orgasmo e incluso se echa en cara que han de hacerlo mejor.
Él casi nunca quiere pero su mujer se niega rotundamente y cuando él lo intenta ella finge descaradamente sus orgasmos. Se producen así situaciones verdaderamente esperpénticas.
Cada uno conoce lo mejor y lo peor del otro pero, en lugar de mantener la pasión, provoca el desagrado más rotundo.
La mirada sobre el otro, cambia. Lo que antes era un bello lunar, se ve ahora como una desagradable verruga. Ese hombre atractivo que encandilaba a las mujeres con sólo una mirada se ha convertido en un no tan apuesto hombre conformista y poco seductor que pasa más tiempo frente al televisor que sonriendo a su ya más que conocida mujer.
En definitiva, el príncipe se convirtió en sapo, pero es que él tampoco ve a la dulce chica de la que se enamoró en su juventud sino a la mujer que le hace un poco más difícil la existencia.
El tiempo baja todas las cosas y es que la fuerza de la gravedad tiene graves consecuencias. Con el paso de los años, la vida va llegando a su ecuador y, en muchas ocasiones, se tiene la sensación de estar perdiendo el tiempo.
Para escapar de esta espiral de monotonía, surgen los sueños, las aspiraciones... pero éstas son cada vez más irrealizables.
Los matrimonios sencillamente se aburren de hacer lo que llevan practicando más de diez años y en más de una ocasión intentan innovar de alguna manera pero no todos son muy receptivos.
Cada vez el repertorio de excusas para evitar una noche de pasión son más repetidas pero, sin duda, la que muchas mujeres no soportan es el deporte nacional, el fútbol, cómo sus maridos las convierten en las mujeres invisibles cuando se colocan frente el telvisor ante un buen partido de fútbol.
Pero en ciertas ocasiones eso sí, muy escasas, a uno de los dos le apetece... aunque nunca sea correspondido.
Rutina, pérdida de la excitación, fantasías... poco a poco hacen sin duda desaparecer la pasión.
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