Llevaban días sin saber de ella.
Todas las mañanas se levantaba temprano, desayunaba, realizaba las tareas domésticas, se duchaba, se maquillaba, se vestía y salía a la calle a dar un paseo. Esa era su rutina diaria cuando su marido se ausentaba largas temporadas por su trabajo.

Pero ya hacía varios días que nadie la veía y comenzaron a preocuparse. Alguien, no recuerdo quien, se acercó hasta su domicilio, llamó varias veces a la puerta y al ver que nadie respondía decidieron llamar a la policía.
Al entrar la encontraron plácidamente acostada en su cama y al lado de ella una nota. Estaba muerta.

Aquella carta iba dirigida a Ángel, ¿Quién era Ángel? Su marido no se llamaba así.
La carta decía:

“Se que nuestro amor es imposible porque ambos tenemos ya compromisos pero el destino nos tenía preparada esta jugada de habernos encontrado.
Me he enamorado de tu sonrisa, de tu mirada, de tu forma de ser, de tu ternura, de lo hermoso que eres por dentro y por fuera.

Te confieso que eras un amor inalcanzable para mí. Ya era imposible dejar de amarte, llenas de alegría mi vida, de sueños y fantasías, no podría vivir igual si algún día te perdiera.
Debo agradecer el haberme permitido entrar en tu vida, que tú entraras en la mía.

Fue difícil amarte así, ocultos, clandestinos, pero me conformaba con esos instantes de ternura, de locuras, de pasión, de amor que tuvimos.

Te amo amor y quisiera tener el placer de estar toda una vida a tu lado, sin reservas, ni tiempo, ni espacio solos tú y yo para inmortalizarlo por siempre en el gran baúl de nuestros recuerdos.
Permanecerán todos los recuerdos, pero ahora que te has ido, ya no puede seguir, ya no puede amarte en silencio, porque mi silencio solo era para ti.Jamás dejaré de amarte estés donde estés.

Con alas o sin ellas...a través del sueño...del recuerdo...vuelo cada noche a tu encuentro.
Por siempre eternamente tuya,

Carmen.

PD: Nos encontraremos en otro tiempo, en otro lugar y nuestro amor será eterno.”
De este modo fue como todos nos enteramos porque su sonrisa brillaba en los últimos tiempos y porque de repente un día un velo de tristeza cayó sobre su mirada.

Se fue, se dejo ir, para de ese modo poder estar más cerca de ese hombre al que amaba.
Allá donde se encuentren deseo que sean felices.