Con despecho la ternura me abandona
y solo puedo tener presente lo que mi mente razona:
miles de preguntas sin respuesta,
cosas que son reales o solamente imagino,
juego, engaño o simple destino,
librarme de un infierno o perderme el paraíso.
Con despecho sigo divagando,
conversando y comentando con mis amigos,
esos que siempre están a mi lado,
me dicen que es lo mejor, que lo supere…
Unos me dan razones para ahogarla en el mar del olvido,
otros para perdonarla…
Pero el resultado siempre es el mismo: Ya no está.
Con despecho alejo los recuerdos,
cayo a los silencios, cego a las miradas,
detengo palpitaciones, oculto sensaciones,
y el temor se viste de enojo, el orgullo de dolor,
y las lágrimas aparecen vistiendo a lo que nunca podré entender.
Con despecho sigo estancado en el ayer
conjugando mi presente en pasado,
porque a pesar de todo aún la amo,
porque ni el despecho ha sido capaz
de arrancarla de mi ser.
Con despecho seguiré viviendo,
¿Hasta cuándo? No lo sé,
hasta que olvide cómo llorar,
si es que al olvido se le antoja ayudar.
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