Cuando parece que todo anda bien, ¡que paso! te decepcionan las personas, te decepciona la gente que amas y te hacen pensar en que das mucho para recibir nada, haces mucho para que nadie valore tus esfuerzos, para que el momento en el que tú te sientes caído, rendido, nadie mire con tus ojos ni siquiera con tu corazón. A donde se fue tanto amor, a donde se fueron las personas por las que tú ponías la cara.
Resulta que me sentí tan sola que busque sentirme reconfortada en quien me dijo te llamo luego, ¡desapareció el amor! ¡Desaparecieron los sentimientos!
Ámame, quiéreme “mi corazón pedía a gritos eso”, protégeme, consuélame, cuídame; y que sucedió te decepcionaron. De nada sirve amar sin medida, de nada sirve extrañar, de nada sirve añorar, de nada sirve …… poco te valoran y jamás te dan lo justo, me pregunto ¿lo que recibí seria lo justo? Merecía quizás sentirme sola, sentirme desprotegida, sentirme abandonada.
Y llegue a la simple conclusión que por tanto amar mi corazón y mis sentimientos se quedaron al descubierto, me quede realmente desprotegida y entendí que nadie jamás mirara con tus propios ojos, nadie se pondrá en tu zapatos ni hará lo que tu esperas que hagan por ti cuando lo necesites, entendí que la única fuente de ayuda consuelo amor que tengo soy yo misma y que debo hacer las cosas por mí y para mí y no por los demás, entendí que el ser condescendiente que el pensar poniéndote en el lugar del otro de nada sirbe, aprendí que lo que los demás esperan es que no les importes y que tú hagas de tu vida y vivas tus sentimientos como mejor puedas, después de todo esta vida es una constante lucha donde vencerá el más fuerte a pesar de pasar sobre los sentimientos del otro.
La mejor lección aprendida es no entregar mucho para no recibir nada y no enamorarte del todo porque de eso que sientes los otros se aprovechan y terminas siendo una simple marioneta que jira al vaivén del gusto ajeno.
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